A riesgo de perder el riesgo, quizá en las antípodas de nuestro destino.

domingo, 11 de diciembre de 2011
GRAN TEATRO DEL MUNDO
La pasada tarde disfrutaba de un concierto en primera fila del patio de butacas, tan absolutamente situado a los pies del director como lo hubiera estado su propio gato, de manera que la perspectiva invitaba a imaginarse con la mano perdida dentro de aquella marioneta que ordenaba sus aspavientos a la medida de una orquesta fiel. Entonces la música hubiera sonado más al gusto, aproximadamente como suena en la memoria que todo lo enfrenta y concilia... a riesgo de no escuchar. Cuántas veces el mundo suena mientras lo subvocalizamos desde la mejor reputación de nuestro protagonismo, conformándonos con la misma música afinada y repetitiva del conocimiento.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario