lunes, 24 de enero de 2011

PAN PARA MAÑANA

El hambre es la primera de las calamidades a las que podemos estar sometidos, es estadística. Aunque nuestros niños, que podrán escribir correctamente la palabra en sus dictados, con su hache de camuflaje y esa reglamentada "m" antes de "b", con toda seguridad no conocerán esta forma de violencia que la naturaleza nos tiene siempre reservada. Es violento todo lo que ataca a nuestra dignidad, un principio que deberíamos sentir también cuando somos espectadores.
Nadie soporta la propia culpa de haber nacido en las peores condiciones, ni dónde ni de quién, es el comentario que corresponde. Todos los que vivimos en democracia somos responsables de que la cifra actual de hambrientos alcance los mil millones, porque la solución es absolutamente política. Demos una vuelta al hambre de hoy y hablemos del mañana.
 

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