viernes, 25 de febrero de 2011

VERBOS, ÉSA ES LA CUESTIÓN

Esta mañana he encontrado un libro en una de las esquinas de la mesa del salón voy a intentar no despistarme con la vida nocturna de las bibliotecas para no forzar la maquinaria de esta excusa literaria, El arte de ser feliz de Schopenhauer. Preparado el instrumental de un mínimo quirófano creativo (rotulador, la página cuadriculada de un cuaderno, tijeras y cinta adhesiva con ese comienzo siempre perdido), he sustituido el "ser" por el "hacer" en la portada, a modo de poema visual, para cuestionar la obsesiva búsqueda de la propia felicidad, no muy diferente a aquella famosa fiebre del oro que cargaba a los hombres de insatisfacción. Ser feliz... Nuestra existencia es principalmente actitud, así que lo que somos, lo que sentimos que somos, acaba siendo un concepto inconsistente que nunca podremos cerrar. Con la moderna autoayuda y sus egoísmos saludables, viviremos cada día con invencible ostentosidad, pero con este artificio no solventaremos el dilema sobre qué verbo nos acerca más a la felicidad. No cabe duda de que hacer feliz, procurar felicidad, es un camino expuesto a justicias y como tal muy exigente con el convencimiento moral de quien invierte, pero que deja a nuestro alcance la constancia directa del valor en cuestión. Por lo tanto, supone la más estable de todas las posibles cercanías con la felicidad.
Serlo, dependería del éxito de las reciprocidades...



viernes, 18 de febrero de 2011

NOSTALGIA DE AYER

Podemos hablar horas de la nocilla o de aquellos juegos callejeros, nuestra generación no tiene muchas cuentas pendientes. Y si no tenemos con quién, una conciencia tan habitual, revisamos la buena salud de nuestra red-web social para ayudarla a mantenerse lejos de su natural absurdo. ¿Sabremos envejecer? No estamos para diferenciar las interrogaciones retóricas, no hay cuidado. 
Mientras somos acunados por la nanny-tele y sus somníferos, superpoblada de zapings, monólogos cómicos y telediarios politizados donde se habla de fútbol en serio, nuestra vida se debate entre el alzheimer y la nostalgia.



viernes, 11 de febrero de 2011

SIETE RASILLONES

El Tío Elías descansa en paz, es ahora la frase hecha que más nos conforma en su ausencia. Mientras el albañil ha ido cerrando con maestría su nicho, siete rasillones y una cantidad perfectamente calculada de masa de cemento, se ha podido escuchar el rebuzno lejano y oportuno de un animal de carga. Ha llegado como un quejío disipado bajo el cielo abierto, un casual homenaje al hombre que tanto quiso a sus bestias, que dominó todos los lenguajes desde el silencio, ese seguro servidor. Nadie como él comprendió a los niños, ni fue comprendido con tan abundante y agradecida sencillez, de manera que las almas de nuestra infancia allí convocada lo han rodeado, han cercado su último cuerpo como un aura irrenunciable, propia y definitiva, mientras se iba cerrando también, al mismo ritmo, la ventana de su eternidad.
 
 
 

sábado, 5 de febrero de 2011

LA NOCHE 1002

Una leyenda dice que aquellos que lean, de principio a fin, todos los cuentos de Las mil y una noches se volverán locos. Queda claro que la historia, antes para su protagonista y después para los lectores, no quiere desprenderse del riesgo de muerte que la excusa. Así que no es casual que Scheherezade se asegurara la vida con la misma imaginación portentosa que los demás no podemos disfrutar sin aceptar el riesgo. Imaginemos hacer una lectura disciplinada de esta literatura y dedicar ese mismo número de noches consecutivas al menester. Adivinaremos a una mujer deshojando su voz viajera bajo la luz tenue, tratando al miedo como a un niño fácil de convencer. Su vida en la vida de los otros se va alargando como una sombra que no deja de acompañarla y la hará inmortal. Nuestra primera noche de locura sería también la primera de amor con futuro de la esposa del sultán, quien ya acabó con sus cuentos salvavidas.
A este lado de las páginas, mortales del ser por esa nueva primera noche que funde en uno todos los tiempos, entre aquel amor y nuestra locura, que son vida y muerte indistintamente.