miércoles, 9 de marzo de 2011

WINTERREISE

Ya no se discute que el tiempo es relativo, sabemos que el momento puede ser largo o corto y no importarnos en absoluto. No tenemos más tiempo que el de caer en la cuenta, quizá porque acabó el tiempo para el tiempo. Se nos escapa el murmullo de los pájaros recogiendo sus dorsales para la primavera que llega, aunque seremos pacientes para esperar a la nieve en alguna tarde febril del próximo verano porque ella ha desesperado en su foto perdida. Incluso nos preguntaremos por el sinsentido de aquel suelo podrido de hojas, tan bello y representativo de todo lo que vamos dejando sobre nuestro camino principalmente otoñal.
El tiempo no pasa, solo crece y se desproporciona. Somos nosotros los que pasamos, también delante de los espejos donde sedimentarnos disciplinadamente de años, a veces de lustros que parecen un puñado de horas, mientras toda la filosofía se deja extinguir, amablemente, en su utilidad última de pasatiempo.



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