Podemos hablar horas de la nocilla o de aquellos juegos callejeros, nuestra generación no tiene muchas cuentas pendientes. Y si no tenemos con quién, una conciencia tan habitual, revisamos la buena salud de nuestra red-web social para ayudarla a mantenerse lejos de su natural absurdo. ¿Sabremos envejecer? No estamos para diferenciar las interrogaciones retóricas, no hay cuidado.
Mientras somos acunados por la nanny-tele y sus somníferos, superpoblada de zapings, monólogos cómicos y telediarios politizados donde se habla de fútbol en serio, nuestra vida se debate entre el alzheimer y la nostalgia.
Estoy de acuerdo contigo. Las tardes con mesa camilla y el parchís,pasaron a la historia. El sabor de la galletas maría para la merienda centran mis recuerdos en estos momentos. Gracias por haberme hecho sentir cercana a una época en la que las cosas eran tan así........
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